Interés general

“Maternity blues”: los desafíos de la salud mental materna

La escritora Ariana Harwicz y su libro “Matate, amor”, que será llevado al cine bajo la dirección de Martin Scorsese, desembocan en un análisis sobre la tristeza puerperal, depresión posparto y psicosis puerperal.

Por Melanie Lamazón

 

 

 

“En el decorado de una casa entre decadente y familiar, podía sentir las voces de mi hijo y mi marido. Los dos en cuero. Los dos chapoteando en la pileta de plástico azul, con el agua a treinta y cinco grados. Era un domingo víspera de día feriado. Estaba a pocos pasos de ellos, oculta entre malezas. Los espiaba. ¿Cómo es que yo, una mujer débil y enfermiza que sueña con un cuchillo en la mano, era la madre y la esposa de esos dos individuos? ¿Qué iba a hacer? Escondí el cuerpo adentrándome en la tierra. No iba a matarlos. Dejé caer el cuchillo. Fui a colgar la ropa como si nada”.

Ariana Harwicz es argentina y autora de “Matate, amor”. La novela narra la alienación de una joven madre que, mientras atraviesa psicosis puerperal, debe cuidar a su bebé junto a un marido que encuentra difícil conectar con las emociones de su esposa.


La tapa del libro, cuya historia llegará el cine de la mano de Scorsese.


 

“Matate, amor” fue publicada en 2012, y en ese entonces el rechazo de editoriales argentinas y españolas fue contundente. ¿Por qué Ariana Harwicz se atrevió a romper con la idealización de la maternidad? ¿Quién era esta autora que cuestionaba la imagen de las madres sonrientes y perfectas que aparecen en las portadas de revistas? ¿Quién se atrevía a desafiar lo que muchas mujeres definen como “el momento más feliz de sus vidas”?

Según Harwicz, su libro molestó mucho más a las mujeres. De hecho una de las críticas más comunes hacia la autora fue por escribir sobre “madres asesinas, que rechazan a sus hijos, o que los odian”. La idea de una madre que no siente amor por su primogénito era inconcebible.

Con el paso de los años, las ideas evolucionaron y en 2022 los lectores comenzaron a interpretar el libro de manera diferente. Junto con esta resignificación, las ventas de la novela aumentaron, se creó una exitosa adaptación teatral protagonizada por Érica Rivas y se anunció una adaptación cinematográfica con Jennifer Lawrence en el papel principal, dirigida por -nada más y nada menos que- Martin Scorsese.

La lectura de “Matate, amor” revivió conversaciones antiguas con mujeres que son madres. Conversaciones tímidas, similares y cargadas del miedo que se siente cuando se está contando algo por lo que se puede ser juzgada. Los relatos tienen ciertos puntos en común: la prevalencia de momentos de exasperación durante el puerperio, la presencia de delirios con pensamientos intrusivos vinculados a sus bebés y que todas, -todas- sintieron vergüenza, silenciaron sus emociones y atravesaron este duro momento solas.

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El “maternity blues” o tristeza puerperal es una reacción común asociada a los cambios hormonales que experimenta una mujer después del parto. Alcanza su punto máximo entre el cuarto y quinto día después del parto, disminuye gradualmente en intensidad y desaparece después de aproximadamente 10 días. Entre el 50 y el 90 por ciento de las mujeres lo experimentan.

La Dra. Victoria Santé, especializada en psiquiatría, explica que el “maternity blues” no se considera un trastorno afectivo en sí mismo, sino una respuesta habitual de la mayoría de las mujeres a esta nueva etapa vital. Se produce debido a los cambios bruscos en el cuidado del bebé y en la vida en general. Es una alteración transitoria que tiene un impacto psicológico de corta duración.

Por otro lado, la depresión posparto conlleva un diagnóstico psiquiátrico. Según la Dra. Santé, tiene una incidencia entre el 12 y el 20 por ciento y si bien los síntomas que se presentan no difieren de los de una depresión fuera del contexto puerperal, tiene algunas diferencias. En la depresión posparto puede observarse disforia, irritabilidad, ansiedad, inestabilidad, agitación, temores asociados al cuidado del bebé y privación del sueño. “Tener intervalos de sueño irregulares puede desencadenar cualquier trastorno psiquiátrico. No dormir descompensa a cualquiera”, asegura Santé.

El cuadro más grave dentro de los puerperales es la psicosis puerperal. Se trata de una entidad clínica que forma parte de los trastornos del ánimo y, al ser un cuadro polimorfo -de extensos síntomas-, se presenta en cada mujer de distinta forma. Tiene una prevalencia mucho menor a los diagnósticos mencionados anteriormente: sólo del 0.1 al 0.2 por ciento de las mujeres la experimentan.

La Dra. Santé destaca la importancia de reconocer que esta etapa está incluida dentro del ciclo hormonal de la mujer y conlleva cambios hormonales, corporales y anímicos muy drásticos e intensos. A su vez, durante este periodo, se atraviesa una resignificación del entorno y una adaptación al cuidado constante de otra persona durante meses, incluso años. Este proceso requiere flexibilidad psíquica, que está estrechamente asociada a lo vincular, lo ambiental y a la red sociocultural que tiene la mujer.

En 2022, el servicio de difusión pública alemán DW publicó un documental titulado “What leads mothers to kill their children?” (“¿Qué lleva a las madres a matar a sus hijos?”) que relata la historia de Carol Coronado, una mujer estadounidense que asesinó a sus tres hijas el 20 de mayo de 2014.

El día que cometió el crimen, Carol llamó a su madre pidiendo ayuda, indicando que se sentía mal, extraña. Su marido, quien aparece en el documental, dice, repetidas veces, que él fue “criado para trabajar, para proveer” y detalla que Carol era la encargada de “todas las tareas del hogar y el cuidado absoluto de las tres niñas”. El hombre también menciona que la mañana del peor día de su vida, Carol actuaba “rara, loca” y que, por ese motivo, él decidió irse temprano a trabajar y la dejó sola con las 3 niñas porque “no podía lidiar con eso”.

A esto se refiere la doctora Santé al hablar de la red sociocultural de la mujer. En el caso de Carol Coronado, ella se encontraba sola. Tanto su círculo familiar como el sistema de salud fallaron, ya que este último se enfoca casi exclusivamente en el cuidado del nuevo bebé y presta poca atención a los síntomas y al bienestar físico y psicológico de la madre.

Marina Martínez Jorde, matrona española, destaca la importancia de un nuevo servicio al que recurren las madres primerizas en España: las doulas privadas. “Claro que estamos hablando de madres que se lo pueden permitir, que tienen el dinero. Las doulas son figuras que no son del sistema público, pero sí están cumpliendo un rol que ayuda a la madre. Ofrecen un acompañamiento para la mujer antes, durante y después del parto”, cuenta.

Así como Martínez Jorde fantasea con un sistema público que financie una presencia mayor de matronas en atención primaria y con un enfoque centrado en la madre, otras mujeres de todas partes del mundo inician ese mismo debate entre los más de 8 mil comentarios del documental de DW en YouTube.

Entre los comentarios se encuentra el de Angela, quien escribe: “Cuando nacieron mis bebés, experimenté todo lo que mencionan, pero gracias a mi esposo, que al regresar del trabajo se encargaba de lavar, cocinar y cuidar del bebé, solo pasé por esa etapa difícil durante un corto tiempo. Afortunadamente, pude superar esta terrible etapa”.

Vivienne, en otro comentario, comparte: “Experimenté depresión posparto después del nacimiento de mi bebé. Mis hijos tenían solo 17 meses de diferencia. Nunca quise hacerles daño, pero tenía pensamientos anormales, alucinaciones y sensaciones que me asustaban. Sabía que algo no estaba bien, así que busqué ayuda de inmediato. Fue un lugar oscuro”.

En un tercer comentario, se puede leer: “Sufrí de psicosis puerperal. Llegué a decirle a mi hijo que era el diablo y llegué a imaginar, en más de una ocasión, ahogarlo en la bañera. Pasé por ello sola, sin contarle a nadie, ni siquiera a mi esposo. Sentía vergüenza, pero tuve suerte. Siete años después, descubrí que mi madre también había sufrido psicosis puerperal cuando me tuvo, por eso viví unos meses con mi tía”.

Por último, otra mujer relata su experiencia cuando tuvo a su bebé en Italia y sintió una “enorme” presión por ser “la madre perfecta”. “Si me quejaba de algún dolor, mi madre me decía que me callara, que ya no era importante, que lo importante ahora era el bienestar del bebé”.

Estas mujeres describen, en un espacio online en el que se sienten libres de prejuicio y acompañadas, síntomas característicos de la psicosis puerperal. La Dra. Santé enumera estas características, que incluyen dificultad para dormir, fluctuaciones del estado de ánimo acompañadas de ansiedad, alucinaciones, ideas delirantes relacionadas con el nuevo bebé (como temores sobre su seguridad), desorientación, confusión y alteraciones del estado mental. “Por lo general, lo primero que nota el entorno son las conductas extrañas de la persona”, explica.

En cuanto a los factores de riesgo, se pueden mencionar los antecedentes de trastorno del ánimo, historial de psicosis puerperal en embarazos anteriores (después de un primer episodio en un primer embarazo, las posibilidades de que vuelva a ocurrir en un segundo embarazo aumentan al 60 por ciento, y después de haber atravesado la psicosis puerperal en dos embarazos anteriores, hay un 90 por ciento de probabilidades de que ocurra en un tercer embarazo), internaciones durante el embarazo por trastorno bipolar o episodios psicóticos, antecedentes familiares de trastornos afectivos, mujeres primerizas y complicaciones durante el parto. El tratamiento farmacológico variará según el caso.

Como se mencionó anteriormente, aunque la psicosis puerperal tenga una prevalencia muy baja, es un trastorno con alta recurrencia que suele tener una buena evolución con una intervención médica adecuada. “Una vez que la mujer recibe un tratamiento con un seguimiento estricto, la evolución suele ser favorable”, señala Santé.

Una rápida búsqueda de “psicosis puerperal” en Google arroja decenas de noticias sobre mujeres que, al igual que Carol Coronado, cometieron infanticidios. Sin embargo, las estadísticas demuestran que el mayor riesgo real de estos trastornos es la alta tasa de suicidio materno, al menos en Argentina. Por esta razón, la psicosis puerperal es una emergencia psiquiátrica.

En 1960 mi abuela, una mujer de campo, en una situación económica desfavorable, se trasladó al hospital más cercano para tener allí, con mejores cuidados, a su primer bebé. Fue una experiencia penosa, desagradable, cargada de violencia obstétrica. Decidió nunca más parir en un hospital y seguir la tradición de las demás mujeres del pueblo: parir en su casa con una partera sin ningún tipo de cualificación médica pero con más de un centenar de partos asistidos cargados en su historial.

La comadrona acompañaba a las madres desde los primeros meses de embarazo, orientaba las prácticas de salud de mujeres y sus familias, compartía sus conocimientos de medicina tradicional, proveía atención y cuidado en el parto, y también, acompañaba en el proceso posterior colaborando con los cuidados del bebé. Mi abuela parió en su casa, acompañada, apoyada, contenida por otra mujer que no se alejó de su lado ni cuando las cosas se complicaron.

En contraste, en los partos que se consideran “normales” según los estándares actuales, las mujeres son dadas de alta del hospital en tan solo uno o dos días. Las puertas automáticas del centro médico se cierran tras ellas y comienza el nuevo desafío: lo que muchos etiquetan como “la mejor etapa de tu vida”. Sin embargo, se enfrentan al peso de la violencia simbólica que yace oculta bajo la romantización de la maternidad. Deben comprender y manejar el estallido hormonal, aprender a lidiar con un bebé que no deja de llorar y a quien deben amar con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, como a nadie más.

Comprender la psicosis puerperal nos ayuda a concebir que las mujeres necesitan ser acompañadas después de dar a luz, ya que esta experiencia no es igualmente feliz para todas. Es en este momento cuando se necesita, más que nunca, una sólida red de cuidado y apoyo.

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